“La vida es demasiado corta
para invertir en tristeza, en malos hábitos, en procrastinar. Comienza a
eliminar las pequeñas molestias”
Palabra de Leona by
Ara Orozco
Si tienes la seria intención de realizarte plenamente, comienza por eliminar todo lo que no soportas en tu vida cotidiana, todas esas molestias que toleras, pequeñas pero fastidiosas. Es posible que toleres un sinnúmero de pequeñeces, como puede ser la bandeja llena de papeles desordenados en tu escritorio, hacer declaración de la renta o incluso el desgarrón en el albornoz que te fastidia cada vez que abres la puerta de la ducha y los ves ahí colgado. Y cada vez piensas: “Tengo que remendarlo”. Es una molestia tan pequeña como un botón que falta o unos zapatos rotos. Quizá toleras cosas más importantes. Por ejemplo, el mal aliento de tu conyugue o la costumbre típica de tu mejor amiga o tu mejor amigo de llegar siempre tarde.
También puede ser alguna cuestión relacionada con tu trabajo, como, por ejemplo, un jefe difícil de soportar, que te agobia. O bien toleras tus propias malas costumbres, como comerte las uñas o el gran desorden que hace que te resulte imposible encontrar los documentos cuando los necesitas. Podría ser que te moleste la polución de tu ciudad, el hecho de que tu coche esté en mal estado o vivir lejos de tu trabajo y tener que hacer diariamente un recorrido muy largo.
Esa infinidad de cosas que toleras te absorben energía, te crean irritabilidad y te agotan. Es muy difícil tener éxito en lo que sea si se soportan demasiadas cosas fastidiosas. Se calcula que la mayor parte de las personas toleran entre sesenta y cien de estas cosas. Para eliminarlas, comienza por apuntar todo aquello que te molesta. Haz una lista. No sirve hacerla mentalmente; debes escribirlas para que todas esas molestias salgan de tu mente y permanezcan en el papel. Luego, llama a un amigo o amiga y proponle que haga lo mismo que tú, que te acompañe en el proceso, pero cada cual en su casa.
Tómate todo un sábado o un domingo para empezar a trabajar en tu lista. Escoge algo que puedas hacer en un día. Si tu ánimo decae o pierdes energía, llama a tu amigo o amiga para motivarte y para hablar de sus respectivos progresos. Fija un plazo. Después de ese día de trabajo, trátate con cariño. Vete a cenar fuera y al cine.
No podrás terminar con la lista en un solo día. Necesitarás un periodo de entre uno o tres meses. Establece con tu amigo o amiga una especie de premio para quien elimine mayor cantidad de cosas. Por ejemplo, el que pierda invita a cenar al que gane. Los pequeños inconvenientes absorben tu energía y reducen tu capacidad innata para atraer el éxito. No los soportes; simplemente, elimínalos de tu vida En cuanto a aquellas cosas que te parecen imposibles de solucionar -como tu jefe, el largo desplazamiento al trabajo o el mal aliento de tu conyugue-, ponlas en una lista aparte y, por el momento, no pienses en ellas. Con el tiempo se resolverán.
Algunas personas se sientan a redactar su lista y tienen serias dificultades para comenzar. En el 99% de los casos, no se debe a la inexistencia de elementos molestos en sus vidas. Han llegado a un grado de insensibilidad tal, que ni siquiera pueden verlos. Una vez que logres eliminar uno, aparecerá otro que ni siquiera suponías que soportabas. A veces, establecer categorías simplifica bastante el trabajo. ¿Qué es lo que soportas en tu trabajo, en tu hogar, de tus amigos y tu familia, de tu animal de compañía, en tu cuerpo y en tus propios hábitos?
El siguiente paso consiste en juntar ese cúmulo de situaciones que soportas y ver que puedes hacer para eliminar la mayoría de una sola vez.
Quizás te parezca que toleras ciertas cosas por alguna razón importante. Todas esas pequeñeces que vas tolerando cumplen la función de distraerte de tus verdaderos problemas vitales.
Una vez que hayas terminado de escribir tu lista de cosas que te molestaban, es posible que tengas la impresión de que algunas están más allá de tu control y no sabes cómo eliminarlas. No te preocupes, déjalas en la lista y ocúpate de aquellas que puedas resolver. Comprobarás que si redactas tu lista, la guardas en un cajón y en un mes más tarde vuelves a mirlarla, algunas de esas dificultades se habrán resuelto sin que hayas hecho esfuerzo alguno. De modo que, sea como sea, no dejes de escribirlas.